Muchacha leyendo

Cubierta de una gracia natural, la modelo desconocida de la pintura Muchacha leyendo de Fragonard refleja el culto estilo de vida tan valorado por la alta sociedad en la Francia de la pre revolución. En ella una joven se encuentra absorta en un pequeño libro que sostiene en su delicadamente curvada mano derecha, con el meñique extendido, reflejando la moda por novelas de bolsillo que floreció entre la elite a finales del siglo (al igual que en la satírica Candide de Voltaire, la Julie sentimental de Rousseau o la nouvelle Héloïse, o las numerosas novelas libertinas).  La recatada seguridad que transmite la joven señala la aprobación del artista de una actividad que en otras ocasiones es representada con significado erótico. Las asombrosas pinceladas de Fragonard consiguen ser el centro de atención de la pintura tanto como la joven leyendo. Su rostro fue delineado cuidadosamente, pero su vestido, los lazos, y el cojín son pintados vagamente utilizando pinceladas largas, vigorosas y separadas. El brío del artista es mayormente expresado en el cuaderno de bocetos y los bordes del cuello de la joven, éste último realizado –uno puede imaginar en una única gran floritura-  con el mango del pincel. Las pinceladas vívidas denotan el virtuosismo de Fragonard, pero también sugieren la transportación mental experimentada por la figura de la reservada lectora.