En esta obra, la madre y hermana de Vuillard están representados en su propia casa. La madre emite una presencia poderosa, la de una viuda que mantuvo a toda la familia llevando su propio negocio. Su pose es sólida y estable, su vestido es la forma entera más grande del cuadro, y cara y manos resaltan frente al papel tapiz de la habitación, un extraordinario trapezoide jaspeado en tonos marrones y negros. En contraste, la hija casi se desintegra en la superficie del tapiz, como si los puntos se hubiesen organizado temporalmente en el patrón de cuadros de su vestido. Apoyándose desgarbadamente contra la pared, dobla su cabeza y hombros, aparentemente saludando a un visitante o también forzada a inclinarse para entrar en el marco del cuadro.




Interior, madre y hermana del artista
óleo sobre lienzo •