Los animales no solían ser considerados como sujetos apropiados para el arte serio hasta el siglo XVII, cuando George Stubbs elevo el generó con la increíble calidad de su trabajo. Hasta entonces, los críticos pensaban que la pintura de animales era simplemente una demostración de habilidad técnica, y como tal no aspiraba a la visión creativa del gran arte. Alberto Durero, dos siglos antes, fue uno de los primeros artistas en ver animales como sujetos dignos de atención y lo demostró con una serie de acuarelas y grabados que se hicieron muy populares y han sido reproducidos con frecuencia. Durero estaba fascinado por la naturaleza, creía que el estudio del mundo natural podía revelar verdades fundamentales que intentaba descubrir a través de su arte. En palabras de Durero: “En la naturaleza se encuentra la belleza, para el artista que tiene la perspicacia para extraerla. Por tanto, la belleza reside incluso en las cosas humildes y quizás feas, y el ideal que se desvía o mejora en la naturaleza finalmente no resulta bello en realidad”.




Cangrejo
aguada, acuarela sobre papel •