Dos figuras en el bosque

En mayo de 1890, Vincent van Gogh dejó el asilo de Saint-Rémy y se marchó a Auvers-sur-Oise, un pequeño pueblo de París que describiría como “edénico”. El 27 de julio se pegaría un tiro y moriría dos días más tarde. El mito del artista sufriente, cuya locura lo capacitaba para transcender las limitaciones del arte, ha empañado desde entonces la percepción sobre Van Gogh. El propio artista notó que los brotes de locura lo impulsaban a trabajar durante sus periodos de cordura; durante los meses finales que pasó en Auvers, pintaría casi un lienzo por día. En una de sus cartas a Theo, su hermano menor, con fecha del 30 de junio de 1890, Van Gogh explicó la estructura y los brillantes colores de Dos figuras en el bosque: “Troncos de álamos violetas cruzan perpendicularmente el paisaje, como columnas… La profundidad del sotobosque es azul y, bajo los grandes troncos, brota la hierba junto a flores blancas, rosas, amarillas y verdes". Ocultos entre la exuberante alfombra de hierba y flores y la abundancia de los delgados troncos de árboles, dos enamorados repiten el tema de la fecundidad de la naturaleza. Van Gogh exploró las posibilidades artísticas de este formato panorámico en varias de sus últimas pinturas.