Al igual que su amigo Vincent Van Gogh, con quien pasó nueve semanas pintando en Arles en 1988, Paul Gauguin experimentaba ataques de depresión e incluso intentó suicidarse. Decepcionado por el impresionismo, sentía que la pintura tradicional europea se había vuelto demasiado mimética y le faltaba profundidad simbólica. En contraste, el arte de África y Asia le parecía estar lleno de simbolismo místico y vigor. En esa época había un interés en Europa por el arte de otras culturas, especialmente de Japón (japonismo). Fue invitado a participar en la exhibición de 1889 organizada por Les XX. Bajo la influencia del arte popular y los grabados japoneses, Gauguin evolucionó hacia el cloisonismo, un estilo llamado así por el crítico Édouard Dujardin por la similitud con la técnica del esmalte cloisonné utilizada por Emile Bernard.




Naturaleza muerta con estampa japonesa
óleo sobre lienzo •