Se trata de un cuadro enorme, de más de cuatro metros cuadrados. Paisaje Nevado, del pintor suizo Cuno Amiet, es espectacular por la superficie desproporcionada que se le concede a los blancos sutiles y delicados, compensada tan solo por la mancha oscura de un esquiador solitario. La figura es ridículamente pequeña. Más que un paisaje de montaña suntuoso, el artista está pintando quizás un viaje simbólico a través de un desierto silencioso de un blanco cegador. ¿Es también el camino del esquiador un viaje moral? La vida pasa tenazmente, a pesar de la monumentalidad prepotente del entorno hostil. Las delgadas sendas que zigzaguean en medio de las esponjosas pinceladas muestran que el esquiador se impulsa enérgicamente hacía su objetivo invisible. Aunque esté fuera del cuadro, no dudamos de su existencia o de su capacidad para alcanzarlo. Su determinación compensa la impresión de la fragilidad humana en este grandioso paisaje. Cuno Amiet, un miembro de la escuela de Pont-Aven, pupilo de Hodler y amigo de Giovanni Giacometti y Giovanni Segantini, es inmerecidamente poco conocido. Quizás porque su trabajo, tal y como muestra este lienzo atípico, era demasiado singular y estaba al margen de los experimentos contemporáneos de la pintura. ¡Veo tanta soledad y determinación en el hombre de este cuadro!




Paisaje Nevado
óleo sobre lienzo •