Napoleón le encargó a Jacques-Louis David que pintara esta enorme pintura, titulada oficialmente Consagración del emperador Napoleón I y Coronación de la emperatriz Josefina en la Catedral de Notre-Dame de París el 2 de diciembre de 1804. La pintura representa el esplendor de la coronación del emperador. Aunque el primer boceto de David representó a Napoleón en el acto de coronarse a sí mismo, la pintura final muestra a Napoleón coronando a su amada esposa, Josefina, una forma más modesta de representar el poder y la autoridad del emperador. Este enorme lienzo registra un punto de inflexión en la historia francesa; después de la Revolución y el colapso de la monarquía absoluta, Francia tenía un nuevo gobernante: el Emperador Napoleón I.