La pieza de hoy fue sugerida por uno de nuestros usuarios. Esto me ha hecho muy feliz por un par de razones: fue creada por una mujer artista – por cierto, ¡siempre anhelamos a las mujeres artistas! -- de nacionalidad canadiense – y además, estamos buscando artistas fuera de Europa y los Estados Unidos. También tengo que admitir que nunca había escuchado de ella Así que, Linda, ¡muchas gracias! Y por favor, no olvides que si te gustaría ver a un artista particular en DailyArt siempre estamos disponibles para escuchar tus sugerencias – sólo envía un e-mail a la siguiente dirección: [email protected].
Helen Galloway McNicoll fue una pintora impresionista canadiense nacida en Ontario y criada en Canadá. Helen pertenecía a una familia acaudalada de la clase media-alta. Contrajó la fiebre escarlata cuando tenía dos años lo cual le causó sordera por el resto de su vida. Su familia, en su intento por que Helen continuara siendo un miembro enteramente incluido en la sociedad, contrató tutores privados para que le enseñaran a leer los labios, así como instrucción educacional y lecciones de piano. La temprana vida de Helen, aunque restringida, nunca transcurrió aislada. Además de sus tutores, se volvió parte de una comunidad local para personas con sordera. Gracias a su educación privada y habilidades para leer los labios pudo acudir a escuelas de arte en su adultez junto con otros jóvenes artistas de su época.
Helen comenzó su educación artística en Montreal cuando atendió a clases de arte en la AAM (Asociación de Arte de Montreal), donde estudió por dos años. De Montreal viajó a Inglaterra para asistir a algunas prominentes escuelas experimentales que se encontraban activas en su tiempo. Posteriormente, Helen vivió un período breve en Francia para ganar más instrucción formal en las artes visuales. Inspirada por este momento de su vida, la pintora abrió un pequeño estudio donde trabaja constantemente. En 1906 regresó a Inglaterra para continuar sus estudios artísticos en la Escuela de pintura de mar y paisaje de Julius Olsson en St. Ives, Cornwall. Ésta también representó el espíritu liberador que ayudó a otra impresionista canadiense, Emily Carr, a encontrar la felicidad y satisfacción en su arte – así como Helen McNicoll encontró la suya. La artista murió a la edad de 35.
Realmente me gusta su Tiempo para una cereza, obra que te estamos mostrando el día de hoy. Posee esa inocencia, calma y jovialidad de los días de verano que los adultos recuerdan de su infancia.