François Boucher fue un pintor francés defensor del estilo rococó, conocido por sus pinturas idílicas y voluptuosas sobre temas clásicos, y alegorías decorativas que representaban las artes o ocupaciones pastorales, pensadas como una especie de mobiliario bidimensional. También pintó numerosos retratos de su ilustre mecenas, Madame de Pompadour.
Las dos alegorías de Boucher, Alegoría de la pintura y Alegoría de la música, fueron asociadas la una con la otra desde que se dieron a conocer a finales del siglo XIX. De tamaño virtualmente idéntico, sus composiciones están bien equilibradas y las figuras son complementarias. El plano contrapicado de las dos pinturas y el uso de pinceladas amplias sugieren que fueron ideadas como paneles para ser ubicados a gran altura en un esquema decorativo donde no hubiera sido posible verlas a corta distancia. En cada obra las disciplinas de la pintura y la música son personificadas como mujeres jóvenes y hermosas rodeadas de atributos representativos de cada especialidad y están acompañadas por putti alados (figuras de niños desnudos) que las observan divertidos.