Un joven de Nukahiwa no tatuado por completo by John Swaine - 1813 - 26.4 x 20 cm Colección privada Un joven de Nukahiwa no tatuado por completo by John Swaine - 1813 - 26.4 x 20 cm Colección privada

Un joven de Nukahiwa no tatuado por completo

grabado, hand col.; marca de placa • 26.4 x 20 cm
  • John Swaine - 26 de junio de 1775 - 25 de noviembre de 1860 John Swaine 1813

En la bahía Taiohae, un joven toa de las Marquesas contempla el mar infinito, desafiando cualquier cosa por venir. Lleva consigo una lanza y una calavera, símbolos aterradores de los éxitos en la batalla, y en su piel se puede leer una historia única.

Los tatuajes son un medio de expresión tan viejo como el arte en sí mismo y, aunque se usan en varias culturas, pocos son tan impresionantes como los de las islas Marquesas. Cuando el explorador Adam Johann von Krusenstern viajó a estas islas 800 millas al noreste de Tahití, iba acompañado por el artista Wilhelm Tilenau, quien esbozó una serie de fascinantes grabados que ilustrarían el viaje y documentarían esta forma de arte corporal.

Los tatuajes, en último término una pieza de arte temporal, son sin duda la forma más íntima de pintura. No solo porque llegan a formar parte de su portador, sino también porque tratan de historias y, como cualquier otra decisión, permanecen esculpidos como líneas imborrables determinadas por las elecciones que uno ha de tomar. Entre los azares de la vida, los tatuajes contienen a las personas, experiencias, ideas y eventos que nos moldean.

Esta isla es una gran metáfora de los eventos entrelazados que han llenado las páginas de la historia del arte y, en cierto modo, que nos han tatuado y dado las líneas de la estética moderna. Herman Melville, el gigante literario, pasó un mes en esta isla, y sus experiencias constituyeron la base de su primera obra, Typee, por la cual fue conocido hasta principios del siglo XX, cuando se redescubrió Moby Dick. Dispuesto a descubrir los lugares que habían inspirado el libro, Jack London visitó la isla, pero quedó desilusionado por las enfermedades que los guerreros legendarios habían heredado de los viajeros. Esta experiencia también inspiraría sus historias.

Decepcionado con la "demasiado civilizada" Tahití (sus palabras), Gauguin llegó a las islas Marquesas en 1901. Fascinado por su arte, Gauguin asimiló su imaginario en su pintura. Incluso su tumba fue adornada por un "tiki" marquesano, una pieza muy apreciada por Picasso, quien incluyó uno en su colección privada. Después de todo, los tikis de las Marquesas eran el tipo de esculturas del Pacífico que habían inspirado el movimiento modernista.

Vete bien al espejo; aunque no encuentres ningún tatuaje, estás conformado por las líneas culturales de un joven marquesano, no tatuado por completo, que otea un mar de posibilidades.

- Artur Deus Dionisio