Henri de Toulouse-Lautrec
Probablemente pintado del natural, una mujer medio vestida descansa con la cara oculta y los hombros y un pecho al descubierto. Este punto de vista con la mujer observada desde detrás y arriba enfatiza su sumisión y el control del espectador. La hilera de mesas pequeñas y sillas insinúa un marco para nada privado, quizás un café o un burdel.
Henri de Toulouse-Lautrec exploró los mundos del teatro, el cabaret y el burdel, lo que el poeta Charles Baudelaire llamaba "los placeres de la vida parisina". La serie de pasteles que representa a bañistas de Edgar Degas, expuestos en la octava exposición impresionista en la primavera de 1886, pudieron haber inspirado este particular tema y el inusual punto de vista. Para capturar la escena rápidamente, Toulouse-Lautrec utilizó témpera o caseína, ambas medios opacos de secado rápido que enfatizan las pinceladas individuales. Los brochazos lineales y a capas de colores pastel imponen una textura común en los diversos elementos del cuadro: piel, pelo, ropa, madera y mimbre.
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