Estamos en el Brasil del siglo XIX, donde ocurre un suceso sin precedentes: por primera vez, la Academia Imperial de Bellas Artes concede un premio a una mujer, la joven artista Abigail de Andrade (1864-1891), que desafortunadamente no figura en los libros de la historia del arte. No obstante, es importante mencionar que tuvo una producción artística importante a pesar de su muerte prematura y de la dificultad de ser artista siendo mujer, debido al periodo histórico en el que vivió y a la sociedad de la cual formaba parte.
Uno de sus trabajos premiados fue Un rincón de mi estudio, producido en 1884 y una de sus obras más bellas y poderosas. Este cuadro muestra no solo su lugar de trabajo, sino también su reafirmación profesional en un universo dominado por los hombres.
Es una obra preciosa: la pintora, en el centro de la imagen, trabaja en un lienzo mientras habla con su tía. Los objetos a su alrededor (esculturas, estudios, retratos) muestran el constante entrenamiento de la artista en su propia técnica.
Abigail no representa su propia cara, lo que enfatiza la ejecución de su trabajo. Pretende reafirmarse a sí misma como artista, como profesional en una actividad que hasta la fecha las mujeres practicaban solamente como pasatiempos.
Murió muy joven a la edad de 27 años, después de haberse ido a vivir a Francia con el hombre al que amaba, que también era un artista y que era su profesor. El trabajo de Abigail es de una fuerza inusitada en cuanto a la representación femenina y definitivamente no debería ser olvidado.
- Rute Ferreira
Si te gustaría saber más acerca de esta artista brasileña, puedes leer el artículo Los preciosos autorretratos de Abigail de Andrade escrito por Rute.