Eugenia Martínez Vallejo, vestida by Juan Carreño de Miranda - c. 1680 - 165 x 107 cm Museo del Prado Eugenia Martínez Vallejo, vestida by Juan Carreño de Miranda - c. 1680 - 165 x 107 cm Museo del Prado

Eugenia Martínez Vallejo, vestida

Óleo sobre lienzo • 165 x 107 cm
  • Juan Carreño de Miranda - Marzo 25, 1614 - Octubre 3, 1685 Juan Carreño de Miranda c. 1680

La niña de esta pintura se llama Eugenia. No es igual que cualquier otra niña famosa de la historia del arte. No sonríe, no seduce al espectador. No es rica ni noble, a pesar de que su vestido pudiera sugerirlo. Fue pintada porque las personas de su entorno la consideraban un monstruo.

En las cortes de la nobleza española, la fascinación que se produjo en siglo XVI por las anomalías del mundo natural se mantuvo hasta el siglo XVII y se manisfestó, entre otras cosas, por un interés por las personas con alguna anomalía mental o física. Este tipo de personas se empleaban para el entretenimiento de los poderosos y también se solían representar frecuentemente en pinturas. Las dos obras de Juan Carreño de Miranda son impactantes ejemplos de esta fascinación y son testimonios de los diferentes roles que ha desempeñado la pintura en períodos históricos anteriores. Ambas pinturas representan a una niña de 6 años, a la que se conocía como La Monstrua, y cuyo extraordinario tamaño (pesaba casi 70 kilos) causó sensación en Madrid cuando fue llevada allí en 1680. Se ha especulado que su obesidad fuera el resultado de un trastorno hormonal, como el hipercorticismo o síndrome de Cushing. De las dos pinturas, esta la muestra vestida, mientras que en la otra está desnuda. 

En ambas, se presenta la deformidad de un modo que hoy consideraríamos cruel, pero que se encontraba en completa consonancia con las costumbres contemporáneas respecto a lo que se veía como diferente. No solo contemplamos la imagen de una joven expuesta como si fuera un especimen de la historia natural, tanto vestida como desnuda (lo que resulta aún más destacable si consideramos las actitudes culturales tan restrictivas de esta época hacia cualquier tipo de desnudo femenino), sino que también vemos un juego de apariencias, muy de acuerdo con el gusto contemporáneo. Desnuda se manifiesta su corpulencia y mediante las uvas de la mano y las que le adornan la cabeza, se transforma en Baco; vestida, se crea un contraste intencionado con su forma física mediante el lujoso vestido escarlata, lo que hace que el retrato desnudo resulte aún más explícito.

P.D. Existen muchos temas controvertidos en la historia del arte y por suerte, la actitud general ante algunos fenómenos ha ido cambiado gradualmente durante los últimos años. Aquí podéis leer sobre la nueva manera de interpretar a Medusa en el mundo del arte, en especial, a la luz del movimiento #MeToo.