Es el momento de algo inesperado: La Gioconda desnuda dibujada por Leonardo da Vinci. Representa a una joven sentada de tres cuartos con las manos cruzadas. Tiene el pecho descubierto y parece mirar al espectador con una sonrisa ambigua. Su cabello, hábilmente peinado y trenzado, subraya su excepcional belleza.
Se trata de uno de los cartones más grandes (74,8 x 56 cm o 29,5 x 22 pulgadas) que se conservan de la época, en el que aparece una figura aislada de tamaño natural. Sirvió de boceto para una pintura. No se sabe con certeza si sirvió de boceto para la Gioconda; históricamente se dice que sí.
Hermosa, ¿verdad? Definitivamente tiene la sonrisa de Mona Lisa.