Hayedo I by Gustav Klimt - 1902 - 100 x 100 cm Colecciones estatales de arte de Dresde Hayedo I by Gustav Klimt - 1902 - 100 x 100 cm Colecciones estatales de arte de Dresde

Hayedo I

Óleo sobre lienzo • 100 x 100 cm
  • Gustav Klimt - July 14, 1862 - February 6, 1918 Gustav Klimt 1902

Hoy presentamos nuestra última pintura de nuestro mes especial en colaboración con la colección de Staatliche Kunstsammlungen Dresden. (También hoy es el último día de nuestra preventa de los calendarios de DailyArt para el año 2024 con un 25% de descuento; ¡no te los pierdas!)

Gustav Klimt, cuyas pinturas de mujeres un ejemplo de la Viena secesionista de fines del siglo XIX y comienzos del XX, se dedicó tarde a la pintura del paisaje. Durantes sus estancias estivales en Seewalchen am Attersee a partir de 1898, también pintó, según su propio relato, un "pequeño bosque de hayas (soleado) con algunas coníferas mezcladas". El artista construyó un visor con un cuadrado recortado de cartón y lo colocó delante de sus ojos de tal forma que el cielo y el horizonte quedaban casi fuera.

La mirada del espectador no encuentra ningún punto de fuga en la equilibrada composición de Hayedo I. Un masa de árboles jóvenes (probablemente abedules y álamos temblones) captados con precisión se extiende desde el horizonte alto hacia el espectador. La luz incide sobre el follaje, representado con pinceladas y toques típicos de los impresionistas. La pintura se ha aplicado con finura, los valores tonales están equilibrados y se evitan los contrastes de claroscuro. Así, toda la pintura parece delicada. El brillo mineral del follaje, las manchas de la corteza de los árboles y las juguetonas manchas de luz se convierten en un ornamento que cubre toda la superficie.

Con sus pinturas del bosque de abetos de 1901, que ya tenían como tema el ritmo paralelo de los troncos de los árboles, Klimt seguía la estela de los paisajes atmosféricos cargados de simbolismo típicos del cambio de siglo. En Hayedo I está ahora tan cerca de la naturaleza que el deseo de estilizar y experimentar queda subordinado a la magia de lo que ve.

P.D. Todo el mundo conoce El beso y La dama de oro. Pero nos apostamos algo a que no conoces estos asombrosos retratos de Klimt, ni sus pinturas de árboles absolutamente únicas.