Totoya Hokkei, nacido en 1780 en Edo (actual Tokio), empezó su carrera vendiendo pescado antes de tomar el camino que le llevó a convertirse en un notable artista del ukiyo-e. Su viaje artístico comenzó con las lecciones sobre pintura japonesa que tomó de Kano Yosenin, pero fue bajo la dirección del famoso maestro Katsushika Hokusai cuando realmente perfeccionó su talento. En los anales de la literatura, Hokkei es considerado como el más consumado de los discípulos de Hokusai.
La especialidad de Hokkei era el surimono, es decir, un tipo de grabado en plancha de madera con elaborados diseños que se encargaba de forma privada. Estos encargos solían tener su origen en los círculos de cultura y riqueza de Edo, en particular los asociados con la poesía.
Además de la confección individual de surimono, Hokkei también prestó su talento artístico a la ilustración de libros. En el antiguo Japón, los libros se fabricaban empleando la misma técnica en plancha de madera como grabados individuales, dando fe de la versatilidad de Hokkei al trasladar sus habilidades artísticas a través de diferentes medios.
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