¡Ah, la belleza del arte japonés!
Hiroshige, célebre maestro del arte del ukiyo-e (“pinturas del mundo flotante”), pasó su vida en Edo, conocido actualmente como Tokio. Inspirado por las Treinta y seis vistas del monte Fuji de Hokusai de 1823, que popularizaron el grabado paisajístico entre un amplio público, Hiroshige creó su propia serie de evocadores grabados de paisajes en 1831, titulada Cien vistas famosas de Edo. Sus obras, que representaban lugares famosos (meisho), captaban las atmósferas estacionales tradicionalmente asociadas a ellas.
La serie consta de 119 xilografías que representan paisajes y la vida cotidiana en el Japón del siglo XIX. Uno de sus grabados representa Horikiri, un pueblo famoso por su cultivo de flores para el mercado de Edo, especializado en una gran variedad de flores durante todo el año. Sin embargo, su reputación se debía principalmente al lirio hanashōbu, una flor que prosperaba en el terreno pantanoso de la región. Este grabado muestra en primer plano tres hermosos lirios hanashōbu. En el fondo, podemos observar a los visitantes de Edo admirando el espectáculo floral. Hiroshige observó con humor que la abundancia de bellas mujeres de Edo que visitaban los jardines hacía difícil distinguir las flores reales de los visitantes.
P. D. Si te gustan este tipo de grabados, no te pierdas nuestro conjunto de 50 postales de arte japonés, repleto de obras increíbles de artistas japoneses clásicos (¡incluido Hiroshige!).
P. P. D. ¿Sabías que uno de los grabados de Hiroshige inspiró a Vincent van Gogh? El maestro japonés tuvo una gran influencia sobre el famoso holandés.