Abraham Ángel fue un pintor mexicano que tuvo un gran brillo, aunque por poco tiempo. Desarrolló un estilo artístico único en su adolescencia, y su breve carrera de tres años encapsuló los cambios dinámicos de la sociedad y la cultura de la Ciudad de México durante la década de 1920. Con solo 24 pinturas, se aseguró un lugar como figura inmortal en los anales del arte mexicano moderno. Diego Rivera elogió profusamente a Ángel comentando que “no había nada en la vida de este joven que no fuera bello, y su pintura era su vida”.
El impresionante autorretrato de Ángel de 1923 revela mucho sobre él. Visto sin ningún contexto del artista o su título, la figura de la pintura podría percibirse como femenina o, al menos, tan femenina como masculina. En el retrato, Ángel se retrata a sí mismo con una mirada atrevida y directa, su rostro ligeramente inclinado para ofrecer una mirada lateral casi desafiante. Llama la atención la seguridad que desprende en la pintura con tan solo 18 años.
Trágicamente, la vida de Ángel se truncó cuando murió a los 19; fue encontrado en su cama tras una sobredosis de cocaína que podría haber sido causada por la infructuosa relación amorosa con su profesor Manuel Rodríguez Lozano.
Presentamos la obra de arte de hoy como parte de nuestras celebraciones del Mes del Orgullo. :) Esperamos que las obras de Ángel te gusten tanto como a nosotros y a sus contemporáneos.
P. D. Si hablamos de arte mexicano, el primer nombre que nos viene a la cabeza es, por supuesto, Frida Kahlo. Su vida estuvo llena de arte y amores apasionados, pero también de sufrimiento, que Frida plasmó en sus pinturas.