Esta pintura, junto con las otras siete de la primera serie de nenúfares de Monet, iban variando en formato, tamaño, color y técnica, a medida que este exploraba las amplias posibilidades de su nuevo motivo. Envolviendo al espectador en un resplandeciente mundo acuático, Nenúfares es un claro ejemplo de esta innovadora serie que muestra el compromiso de Monet con el tema que llegaría a definir su obra en el siglo XX. Un aspecto radical y característico de esta pintura es la eliminación de la línea del horizonte, un detalle que arrastra al espectador directamente al corazón del estanque. Al omitir detalles secundarios, Monet se centra por completo en la interacción siempre cambiante entre el agua, la atmósfera y la luz, captando la forma en que la superficie se va transformando en cada momento. Estas características se convirtieron en el núcleo de cada fase de las series de Nenúfares de Monet y, por tanto, influenciaron en gran medida a las siguientes generaciones de artistas.
Esta pintura se encuentra entre las primeras que Monet dedicó a este tema. Tras su muerte en 1926, la obra permaneció en su familia durante muchos años, para después terminar en una colección privada.
P. D.: ¿Eres tan fan de Monet como nosotros? Si es así, imagina un viaje a través de su vida (y la de otros impresionistas) con nuestro precioso cuaderno de los impresionistas. Estamos seguros de que será un bello regalo de Navidad. Si lo pides ahora, ¡llegará justo a tiempo! :)
P. P. D.: Las series de Nenúfares parecen instantáneas de la vida real, aunque, en realidad, se trata de imágenes cuidadosamente planificadas. Ven a descifrar los misterios tras los Nenúfares.