Efectivamente... el hombre del retrato es Edvard Munch. Lo pintó su colega, la artista nacida en Christiania (actual Oslo), Asta Nørregaard.
El joven Edvard Munch se muestra apuesto y elegante, con su traje y su reloj de bolsillo. La proximidad del modelo y la tiza del pastel permiten a Asta Nørregaard trabajar en una representación más suave y tangible. El retrato está realizado con precisión, y la personalidad de Munch se percibe gracias al alto nivel de detalle, los colores y el enfoque íntimo de la artista.
Los periodos que Nørregaard pasó en Múnich y París definieron profundamente su estilo, aunque ella nunca formó parte de la élite de artistas escandinavos. Por el contrario, era una retratista muy cotizada. Sus retratos son realmente singulares y demuestran cómo fue capaz de seguir su propio camino, de la misma manera que Munch lo hizo en su juventud.
Esta pintura forma parte de la exposición Contra todo pronóstico – Mujeres históricas y nuevos algoritmos, que se puede visitar en la Galería Nacional de Dinamarca, en Copenhague, hasta el 8 de diciembre de 2024. Si estás por allí, ¡no te la pierdas!
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