Ayer presentamos el retrato de Edvard Munch. Hoy os traemos una de sus obras.
Al hacer referencia a la exposición de la serie El friso de la vida en 1918 en Blomqvist, la célebre galería de arte y casa de subastas noruega, en Kristiania (actual Oslo), Edvard Munch escribió sobre los 30 años de trabajo que dedicó a la serie del catálogo. La primera pintura sobre la que habló fue precisamente El beso. La versión más temprana sobre este motivo la realizó probablemente entre 1888 y 1889. A Munch le fascinaba el tema y creó numerosas variaciones, y en cada una de ellas la pareja aparecía en diferentes posiciones. Todas las versiones muestran el contraste entre una vida trepidante y el momento eterno, suspendido en el tiempo. El elemento clave es la forma abstracta de la pareja, con sus caras fusionándose en una sola. Esto pone de manifiesto su unión, expresando así la sensación de pertenencia y el vínculo entre un hombre y una mujer.
Nos encanta Edvard Munch y solemos incluir muchas de sus pinturas en nuestros calendarios de papel. ¡Echa un vistazo a nuestra selección de obras para nuestros calendarios DailyArt de 2025!
P. D.: Esta no fue la única ocasión en la que Munch representó una escena de un beso o de amantes en general. Lee sobre una de sus misteriosas obras maestras—¿se trata de una pareja que se abraza o de un aterrador vampiro alimentándose de su presa?