Henri Rousseau
En Notre Dame, Henri Rousseau, pintor postimpresionista francés de estilo naïf o primitivo, parece celebrar no solo su identidad como artista, sino también su profunda conexión con París y su orgullo nacional. La figura solitaria, vestida de negro y con bastón, podría servir de sutil autorretrato, una encarnación del propio Rousseau. Como observó un crítico: “Habita sus pinturas como nosotros habitamos nuestros sueños”.
La pintura destila una tranquila nostalgia: la aguja de la Sainte-Chapelle y las torres de Notre Dame, bañadas en un resplandor etéreo, parecen cautivar la mirada de la solitaria figura. La composición sencilla, pero refinada y los colores luminosos son característicos del estilo tardío de Rousseau, que se hace eco de la influencia de Corot, a quien admiraba profundamente.
Aunque es posible que Notre Dame se haya basado en fotografías y en un boceto de Rousseau, también es probable que se haya inspirado en sus propios recuerdos de cuando paseaba o trabajaba en los muelles de París. A través de su sensibilidad poética, transforma la escena en algo onírico y atemporal. Un antiguo admirador de su obra describió el ambiente como una "melancolía vespertina" en la que el mástil de la barcaza y la aguja de Notre Dame parecen hablarse a través del río.
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